Dependiendo del contexto situacional, perspectiva u objetivo que pretendamos alcanzar, la brecha digital se puede definir de múltiples maneras. Por ejemplo, si hablamos de ella en función de penetración e implantación dentro de un país, sería la diferencia de capacidades que tienen estos para acceder, adaptar y crear conocimiento con el uso de las TIC. Si nos vamos acercando hacia las comunidades y las personas, el impacto que produce sobre ellas, sería las diferencias de aprovechamiento de oportunidades debido principalmente a la falta de acceso a las tecnologías, falta de cualificación...y si afinamos un poco más hacia el individuo y nos introducimos en su "interior" podemos hablar incluso, desde una cuestión cognitiva, de una división cultural y social entre las personas capaces de usar las nuevas tecnologías y las que no, pero no sólo en base a saber su uso funcional o instrumental sino a la necesaria potenciación de capacidades que contribuyan al desarrollo del logro y satisfacción personal y social.Si nos centramos en la perspectiva de género o en la dimensión de la misma, podemos definir la brecha digital de género como aquella que impide que la mujer se incorpore y participe en la sociedad de la información en igualdad de condiciones, y como en otros ámbitos nos encontramos con lagunas sociales en lo que respecta a la igualdad entre hombres y mujeres, marcadas e impuestas por patrones culturales, sociales e incluso biológicos. Pero afortunadamente en determinadas sociedades como la nuestra se ha avanzado mucho en este sentido, aunque todavía nos queda por hacer.